El estudio realizado
sobre el impacto de los desastres en América Latina y el Caribe 1990-2011 por
la oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres
(UNISDR) informo que 99 de cada 100 registros de impacto de desastres en América
Latina y el Caribe son locales, pero
sumados han logrado costar en la región más del 90% de las pérdidas de
viviendas y un 50% de las vidas humanas.
Gracias a
la metodología desempeñadas que buscan sistematizar los datos obtenidos en cuatro variables básicas (pérdida
de vidas, personas afectadas, viviendas destruidas y viviendas dañadas) se ha
llegado a comprobar que todos días del año, en los últimos 22 años, se han
presentado como máximo 9 desastres en los países estudiados, puede verse como si impacto es de consideración
mínima, pero en su conjunto representan 99 de cada 100 del total de los registros
de impacto por desastres y hasta 4 de cada 10 viviendas, causando muertes de más
de la mitad de las personas que fallecieron
por consecuencia de los desastres.
El informe aprecia
perdidas no menores de 53 000 millones de dólares, en viviendas destruidas y
dañadas, pero el aumento de riesgo de desastres en la región está relacionada
con causas como el crecimiento de acelerado de la población en lugares
altamente expuestos a las amenazas naturales,
la baja consideración de variable riesgo de desastres en los procesos de
planificación del desarrollo, inversión pública y ordenamiento territorial entre otras.
“La región
se enfrenta a niveles significativos de riesgo que, aparentemente, no están
siendo considerados en su totalidad por los encargados de políticas y la
sociedad. De acuerdo a las estimaciones , América Latina y el
Caribe han mostrado niveles insatisfactorios de gestión de riesgos.
“A fin de mejorar su gestión del riesgo, los países deben actualizar sus políticas, y mejorar la integración entre los organismos que se encuentran ubicados en el nivel central y subnacional de los respectivos gobiernos, así como invertir para reducir, retener y transferir estos riesgos”, dijo Héctor Malarín, jefe de la División de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Gestión de Riesgos del BID.
“A fin de mejorar su gestión del riesgo, los países deben actualizar sus políticas, y mejorar la integración entre los organismos que se encuentran ubicados en el nivel central y subnacional de los respectivos gobiernos, así como invertir para reducir, retener y transferir estos riesgos”, dijo Héctor Malarín, jefe de la División de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Gestión de Riesgos del BID.
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